Magdalena Jabazin. Psicóloga
Co-Directora Crezer, Instituto de Psicología
Emocional
Atención psicológica familias, parejas y niñosGrupos y talleres
Educación positiva
A
medida que el hijo(a) se acerca a la adolescencia y adquiere más independencia,
mantenerse emocionalmente cercano a él o ella puede parecer un reto. Pero es
tan importante como lo ha sido siempre, o quizás más importante que nunca.
El pasado sábado 7 de Marzo, tuve la oportunidad de realizar el Taller “Cómo acompañar la adolescencia de mi hijo”, dentro del Programa FemFamilia, de la Regidoría d´Educació del Ayuntamiento de Alcoi, a quién queremos agradecer la confianza depositada y poder volver a encontrarnos con las familias de Alcoi.
Fue una mañana muy dinámica en la que participaron más de 30 padres y madres, reunidos en torno a una motivación común: la Preadolescencia, el principio del cambio.
Existe
muchísima bibliografía e información sobre esta etapa en el desarrollo de la
vida, por lo que quisimos reflexionar sobre los mitos que hay alrededor de la Preadolescencia,
centrándonos en la etapa comprendida entre los 9 y 12 años; y, especialmente, qué
es realmente lo que preocupaba a las familias que allí se encontraban. El diálogo nos dió la oportunidad de compartir diferentes preocupación o temores, como por ejemplo:
- La
comunicación con los hijos: me lo
cuenta todo, no me cuenta nada, hasta dónde hablamos con ellos sobre ciertos
temas, cómo hablar con ellos sin llegar a agobiarles o convertir una
conversación entrañable en un interrogatorio “si”-“no”.
- Preocupación
por no controlar qué hace, dónde va,
con quién va, de qué esta hablando, qué informaciones está manejando. Los hijos
empiezan a construir su espacio de intimidad y es importante respetarlo, para
que en él se sientan seguros y actúen por sí mismos, siguiendo sus criterios.
Surgió la frase “quizá queremos controlarlo todo y eso no es posible”
- Diferentes
criterios entre familias sobre el manejo del dinero, horarios, redes sociales y
salidas con amigos.
Pudimos hacer un pequeño
viaje al pasado, recordando cuando teníamos 10 ó 12 años, cómo nos sentíamos,
cómo nos encontrábamos con los cambios que se iban produciendo en nuestro
cuerpo, cómo cambiaba la relación con nuestros padres y amigos, en definitiva,
sentirnos por unos momentos preadolescentes e intentar revivir sensaciones y
vivencias que nos permitieron conocer de nuestra propia mano esta etapa en la
que ahora se encuentran nuestros hijos.
¿Qué podemos hacer los padres
para acompañar la adolescencia de los hijos?. Cada familia tiene su propio
funcionamiento, aún así surgieron algunas reflexiones que quizá puedan ser
útiles:
•
Los
padres perfectos NO existen. Sí aquellos que se preocupan por sus hijos, aunque
se equivoquen.
•
Educar
desde el respeto y el amor, apoyándonos en normas y límites, con disposición al
diálogo.
• Los padres hablan con los hijos y los hijos hablan con los padres.
• Favorecer la escucha activa.
En definitiva, crear en casa
un ambiente seguro y de confianza que permita a todos expresarse y hablar sobre las cosas que están
pasando, lo que molesta, lo que no gusta, lo que hace daño, lo que necesitamos,
estableciendo relaciones familiares respetuosas y responsables.